Blog con el ideal de ofrecer información de base (atemporal) sobre tres temáticas claves: 1) el imparable crecimiento de las energías renovables como único camino posible hacia un sistema energético sostenible 2) el ahorro y la eficiencia como parte fundamental de ese camino 3) la dificultad cada vez más actual del cambio climatico y del pico del petróleo o seguridad energética.

domingo, 23 de febrero de 2014

LA LOCURA NUCLEAR


Este atardecer puede parecer que haya sido retocado con Photoshop. La foto se ve muy oscura pese a que el Sol parecía estar todavía alto. Sin embargo la causa es otra. Esa bola ardiente que vemos en el firmamento no es el Sol. Tampoco la hora en que se tomó la fotografía, era la correspondiente a esa altura solar, sino de noche. Como ya habrás intuido, la imagen que estás viendo corresponde en realidad a una explosión nuclear cuya detonación se hizo en las capas altas de la atmosfera (a 80 kilómetros exactamente), y que provocó un contraste de colores, en una noche de apariencia bella e inocua, donde el primer gran destello iluminó el cielo como si fuera un atardecer.



Lo de “apariencia inocua” necesita ser recalcado, puesto que lo ocurrido en la llamada operación Starfish Prime de 1962, fue lo siguiente:

Justo después de las 11 PM -hora de Honolulu del 9 de julio- trece minutos después del lanzamiento, fue detonada la bomba de hidrógeno de 1,45 megatones. Casi de inmediato, un pulso electromagnético eliminó el servicio eléctrico en Hawai, con cerca de 1.000 kilómetros de red eléctrica. El servicio telefónico fue interrumpido, las farolas se apagaron, y alarmas anti- robo comenzaron a sonar por un pulso que fue mucho más grande de lo que los científicos esperaban.

De repente, el cielo sobre el Pacífico fue iluminado por fenómenos de auroras brillantes. " Tras la explosión, durante tres minutos", escribió un reportero en Honolulu, "la luna fue centro de un cielo parcialmente rojo sangre y en parte rosa. Las nubes aparecieron como siluetas oscuras contra el cielo iluminado." Otro testigo dijo: "Un destello blanco brillante se encendía a través de las nubes que cambió rápidamente a una bola de irradiación verde que se extendía por el cielo despejado por encima de las nubes". Otros lugares tan lejanos como las Islas Fiji - a 2000 kilómetros de la isla Johnston- describieron el espectáculo de luz como "impresionante".

"Para nuestra gran sorpresa y consternación, resultó que Starfish añadió electrones a los cinturones de Van Allen de forma muy significativa," escribió Glenn Seaborg de la Comisión de Energía Atómica. "Este resultado contravenía todas nuestras predicciones."

Más de media docena de satélites habían sido víctimas de la radiación de la explosión. Telstar, el satélite de comunicaciones que AT & T lanzó un día después de Starfish, comenzó a transmitir llamadas telefónicas,, faxes y señales de televisión hasta que sus transistores fueron dañados por la radiación de Starfish [la radiación espacial duró muchos meses]. Los soviéticos probaron su propio dispositivo termonuclear a gran altitud en octubre de 1962, lo que dañó aún más los transistores del Telstar y lo hicieron inútil.



Tanto los soviéticos como los Estados Unidos llevaron a cabo sus últimas explosiones nucleares a gran altitud, el 1 de noviembre de 1962.

http://www.smithsonianmag.com/history/going-nuclear-over-the-pacific-24428997



Todo lo dicho hasta ahora, casi parece una mera curiosidad de las bombas nucleares. Sin embargo calificaremos a estos artefactos, como el más perverso invento que jamás haya fabricado el ser humano, y justificaremos tal calificación aportando muchas razones.

El “arco iris nuclear” es ya de por si, el arma soñada por todo mando militar: Poder hacer retroceder a un país 100 años, sin causar apenas personas fallecidas (daños colaterales que llaman ahora eufemísticamente). Sobre esta capacidad de las bombas nucleares, para generar pulsos electromagnéticos, un blog clásico (y genial) de divulgación científica, lo tituló de esta guisa: “cómo acabar con la civilización moderna en menos de un segundo”

Las armas de pulso electromagnético podrían ser una opción extraordinariamente interesante para países que se sientan en condiciones de inferioridad tecnológica o industrial respecto a un adversario. En un intercambio de bombas del arco iris, el bando más tecnificado e industrializado sufriría daños y dislocaciones de sus infraestructuras esenciales mucho mayor que el bando menos dependiente de la tecnología avanzada. Si las armas nucleares tienen en general una capacidad igualadora importante, las de pulso electromagnético llevan esta capacidad al extremo. Hipotéticamente, una nación agrícola atrasada y anclada a principios del siglo XIX no sufriría ningún daño por un ataque de estas características, mientras que una nación sofisticada, urbanita y avanzada sufriría pérdidas inmensas y correría grave riesgo de aniquilación.

http://lapizarradeyuri.blogspot.com.es/2010/01/el-haarp-y-la-bomba-del-arco-iris-como.html


Este brillante artículo (que merece la pena ser leído entero) también detalla, como los rusos igualmente hicieron de las suyas llevando a cabo sus propias pruebas, la más intensa el 22 de Octubre de 1962:

Los científicos soviéticos monitorizaban muy discretamente una línea telefónica aérea de 570 km para medir los efectos de aquella energía secreta que parecía hacer cosas a los sistemas eléctricos a distancias enormes; para ello, la habían dividido en varios sectores de 70 u 80 km., instrumentados independientemente.

Se puede imaginar su estupor cuando los 570 km quedaron fritos con corrientes de 1.500 a 3.400 amperios, con todos sus fusibles y disyuntores a gas, y con ellos toda la red de líneas secundarias. No sólo eso: también se incendió violentamente la central eléctrica de Karaganda, mientras 1.500 km de cables eléctricos subterráneos entre Astana y Almaty quedaban fuera de servicio, además de una cantidad incontable de daños menores. De nuevo, aquella energía secreta invisible e imperceptible había demostrado su capacidad de dañar gravemente la infraestructura civil y militar a distancias enormes mediante la sobrecarga masiva de los sistemas eléctricos y electrónicos radicalmente indispensables para cualquier forma de sociedad tecnificada.




Si en el futuro acontece una grave crisis geopolítica mundial, o una tensión de pre-guerra entre dos naciones con armas nucleares, la decisión de lanzar el segundo ataque nuclear desde 1945 parece algo poco probable, ante la consecuencia de millones de muertos en ambos bandos.

Sin embargo, ¿que va a detener a un país X con intenciones bélicas en dicha crisis, de lanzar una bomba al espacio para provocar un pulso electromagnético contra otro país Y, al que le dejaría al mismo nivel que un país del tercer mundo? Siempre se entonaría la autojustificación de no haber provocado apenas muertos (salvo personas con marcapasos, las que necesiten diálisis, o las que viajen en un avión en ese momento).

La situación se vuelve todavía más peligrosa, si existe la posibilidad de hacerlo por sorpresa sin utilizar los necesarios cohetes de propulsión, cuya estela es detectada por los satélites diseñados para emitir una alarma en los primeros momentos de un posible lanzamiento.

Decíamos que sería posible “hacerlo por sorpresa”, porque por ejemplo un país podría llegar a utilizar un globo meteorológico para elevar a la estratosfera una bomba termonuclear, y antes de eso podría “acercarse” al país destino desde un barco cualquiera, aparentemente mercante.

La altura de estos globos es comparativamente muy baja con respecto a la de los cohetes, y dicha altura es necesaria para poder generar un fuerte pulso electromagnético desde el espacio exterior, pero según las siguientes páginas si parece ser suficiente, para elevar y conseguir que dicha bomba termonuclear dañe a los millones de microchips en los que se basa cualquier país desarrollado.

“… pueden llevar una carga útil de hasta 3.600 kilogramos, como el peso de tres coches pequeños. Pueden volar hasta los 42 kilómetros de altura …”

http://www.csbf.nasa.gov/balloons.html

http://pages.uoregon.edu/joe/infragard-2009/infragard-eugene-2009.pdf







UNA ERA INACABADA

Todos sabemos como comenzó esto. Pocos saben que en ese comienzo maldito, una tercera bomba se estaba preparando para ser lanzada el 19 de Agosto de 1945, posiblemente sobre Tokio.

Es curioso reflexionar, en retrospectiva sobre lo que ocurrido en Hiroshima y Nagasaki, y sobre nuestra falta de repulsa máxima para que esto nunca más vuelva a suceder (a diferencia de lo ocurrido con respecto a la Alemania nazi).

Mirando muy atrás en la Historia, hablamos de Genghis Khan, como el guerrero terrorífico asesino de niños y mujeres de los enemigos conquistados. Salvando las distancias, estamos hablando en ambos casos de matanzas de civiles inocentes, ya sea con la espada y el arco, o pulsando un botón.

Al nombrar la fría cifra de 300.000 muertos como resultado de las dos bombas (por impacto o radiación), todavía algunos siguen justificando tal barbarie mediante razonamientos varios, desde la óptica falsa del “momento de la guerra” y del “mal menor”. Meses antes, un acto de la misma categoría de atentado de lesa humanidad que no ha sido juzgado nunca, fue la destrucción la ciudad de Tokio mediante bombas incendiarias, matando a 100.000 civiles, por iniciativa del General Curtis LeMay. En la actualidad, a pesar del común sentimiento general de repulsa, pareciera que nuestra mente no sea capaz de evaluar la verdadera magnitud de los hechos.

Si alguien lleva una bomba en un colegio infantil y amenaza con matar a los niños que hay en él, todos los países lo califican de inmediato de acto execrable. Sin embargo aquí no solo se mata a los niños de un colegio deliberadamente, sino a toda una ciudad entera, y ante la contemplación mental del mismo acto (el mismo aniquilamiento pero multiplicado por mil), no multiplicamos por mil nuestra respuesta de indignación.

Las bombas nucleares es una cuestión no resuelta. No sabemos cual es el final de esta historia, y seguirá como tal mientras existan en el mundo más de 100 ojivas listas y preparadas para ser lanzadas. Nos queda un mundo para llegar a rebajar la cifra a un par de dígitos.



La cuenta es sencilla de hacer:

2 bombas ---> 300.000 muertos
17.000 bombas ---> X muertos

Otro problema además del número de ojivas existentes, es la alcanzada miniaturización de las mismas. Durante la Guerra Fría, se construyeron misiles cada vez más potentes y con capacidad de transportar múltiples ojivas nucleares.

Desde la creación de los nuevos MIRV (vehículo de reentrada múltiple e independiente), con un solo lanzamiento es posible dirigir desde el espacio múltiples ojivas montadas sobre la punta de un misil a diferentes objetivos enemigos independientemente, ya sean ciudades o bases militares, y hacia cualquier parte del mundo.


Así que hoy en día tenemos mucho más que temer al daño disperso que provocaría cualquier misil MIRV, que al daño concentrado equivalente que ocasionaría una sola hipotética superbomba de enorme potencia como la Tsar de 1961, la bomba atómica más grande jamás detonada.

Esta bomba fue construida con carácter político en plena guerra fría, y nunca fue pensada para ser utilizada militarmente debido a su enorme peso y tamaño. Se diseño inicialmente para una potencia de 100 Megatones, pero finalmente se redujo a la mitad dicha potencia, por temor a ser excesivamente destructiva. El que se redujera su rendimiento, fue algo que nos libró de una enorme radiación en la atmosfera a nivel planetario, convirtiéndose en cambio en el arma atómica "más limpia" nunca detonada (porcentualmente hablando), con el 97% de la energía proveniente de las reacciones de fusión. “Solo” hubo 1.5 megatones de fisión, en lugar de alrededor de los 51,5 megatones pensados inicialmente.



La historia de la bomba Tsar (la bomba del Zar) es el ejemplo perfecto de cómo no se entiende bien el verdadero peligro de una hipotética guerra nuclear mundial. Nos asombra mucho el hecho de observar estas enormes potencias en megatones, estos enormes hongos, y no entendemos que el verdadero peligro empieza una vez que se ha hecho el silencio, entre los muchos aquellos que no recibirían el impacto directo. En una guerra nuclear la radiación levantada sería tan intensa, que se difuminaría en la atmosfera hasta llegar al último rincón de la Tierra y perduraría por siglos. Lean un extracto de la carta de advertencia mundial firmada en 1955, por los principales científicos de aquel momento.


El público en general, incluso muchos hombres en puestos de autoridad, no han imaginado lo que supondría verse envueltos en una guerra con bombas nucleares. El público en general aún piensa en términos de destrucción de ciudades. Se entiende que las nuevas bombas son más poderosas que las antiguas, y que, mientras una bomba-A pudo arrasar Hiroshima, una bomba-H podría destruir las más grandes ciudades, como Londres, Nueva York y Moscú.

No cabe duda de que en una guerra con bombas-H las grandes ciudades quedarían aniquiladas. Pero ese sería uno de los desastres menores a los que nos tendríamos que enfrentar. Si todos en Londres, Nueva York y Moscú fueran exterminados, el mundo podría, al cabo de unos pocos siglos, recuperarse del golpe. Pero ahora sabemos, especialmente tras la prueba de Bikini, que las bombas nucleares pueden expandir gradualmente su destrucción sobre una superficie mucho más amplia de lo que se había pensado.
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Nadie conoce la amplitud con la que podrían esparcirse esas letales partículas radio-activas, pero las mejores autoridades son unánimes al decir que una guerra con bombas-H podría posiblemente señalar el final de la raza humana. Se teme que de utilizarse muchas bombas-H habría una muerte universal, inmediata sólo para una minoría, pero para la mayoría en lenta tortura de enfermedad y desintegración.


http://www.filosofia.org/cod/c1955rus.htm


En el siguiente Google Maps, puedes examinar cual sería el área arrasada por una supuesta bomba de 1 Mt, pero sobretodo puedes ver como de grande podría ser la estela de radiación dispersada por el viento.


http://nuclearsecrecy.com/nukemap/?&kt=1000&lat=40.408566&lng=-3.69222&airburst=0&hob_ft=0&fallout=1&ff=80&zm=11

Pero miremos mejor un ejemplo real. En primer lugar puedes ver (si agrandas la foto) la enorme destrucción del reactor 3 de Fukushima, si lo comparas por ejemplo con el tamaño de un coche o un camión.


http://pinktentacle.com/2011/04/high-resolution-photos-of-fukushima-daiichi

Y sin embargo la gravedad de la catástrofe local es pequeña si lo comparamos con la dispersión de la radiación a nivel mundial, imposible de contener. En el caso de Chernobyl, recordemos que fue en una central sueca, donde saltaron las alarmas por “escape radiactivo” creyendo en un principio que era suyo. En el siguiente enlace podras ver la dispersión por medio mundo del Cesio-137 de Fukushima, durante los primeros 26 días:


http://cerea.enpc.fr/HomePages/bocquet/Doc/fukushima-Cs137-wide.swf


“Cinco reactores nucleares han explotado ya en este planeta pero hay más de 400 que siguen en funcionamiento”. Frases como ésta están incluidas en éste categórico artículo, 50 razones para temernos lo peor de Fukushima.

Puedes seguir (prácticamente día a día) la actualidad de Fukushima en estas webs:

http://resumenesdesdefukushima.blogspot.com.es

http://voiceofrussia.com/tag_247830390







CRISIS DE LIDERAZGO Y NUEVOS PELIGROS

Si miramos como anda el club de la “fiebre nuclear”, vemos que en los últimos años se ha unido un nuevo miembro, que personalmente lo veo capaz de cualquier cosa, a tenor de las últimas noticias sobre este régimen totalitario que como dice la noticia es “un país convertido en un enorme campo de concentración”.




Llevamos solo unos 70 años de historia nuclear atravesando algunos momentos al borde de la guerra total. Como dice Oliver Stone en su Historia no contada de los EE.UU: “Hoy en día pocos comprenden la gravedad de la Crisis de los misiles cubanos”.

En una hipotética futura “crisis nuclear” análoga, lo más peligroso no serían los misiles más grandes, sino la falta de talla ética de quienes depende en última instancia el botón rojo. Al final de este artículo, tienes un video muy elaborado, en el que se recogen los distintos peligros que entrañan “la locura nuclear” buscando un gran impacto reflexivo. Como anticipo, te propongo un ejercicio de imaginación:




La Wikipedia nos muestra cuatro posibles usos de una bomba nuclear. En realidad existe un quinto tipo, fácil de imaginar, difícil de verificar, pero que con ayuda de la Física, quizás podamos predecir su temible efecto, aunque sin llegar a superar la capacidad "efectiva" de destrucción física del numero 3) lograda con una sola detonación, que ya vimos al principio.

Analizando los efectos del tipo número 2) de una bomba subterránea, podemos ver en un video como éste, como se producen hundimientos del terreno siempre y cuando la bomba se haga estallar a una profundidad suficiente, aunque tampoco excesiva. Debido a la tremenda presión y calor confinados, las rocas colindantes llegan a vaporizarse, y por ello y ante el enorme peso que tiene por encima, el terreno colapsa hacia abajo formando un cráter.


Pues bien. ¿Qué pasaría si colocáramos una potente bomba termonuclear subterránea, a una profundidad suficiente de X metros por debajo de un suelo un tanto especial?. Dicho suelo sería el lecho marino de un océano, que a su vez está a una profundidad de Y metros por debajo de nivel del mar, y en consecuencia hay una enorme presión de la columna de agua que tiene por encima. Así pues la bomba se sitúa a una profundidad de X + Y metros por debajo del nivel del mar.

Si en las bombas “subterráneas terrestres” se produce un hundimiento del terreno, pero la débil fuerza de la presión atmosférica no interviene en ello, es de sentido común afirmar que en una supuesta bomba “subterránea oceánica”, la enorme presión del agua va a contribuir en gran medida en que se produzca un hundimiento igual o mayor.

Es a partir de aquí, donde entramos en un terreno de afirmaciones temerarias. Muchas páginas en Internet presuponen que una bomba atómica explotada a gran profundidad en el agua (es decir una explosión tipo 4), podría generar un tsunami, pero esto es completamente falso. Esta bomba produce una enorme burbuja esférica debajo del agua (es decir el agua se expande en todas las direcciones, y no solo hacia arriba). La explosión rápidamente “colapsa”, puesto que el agua desplazada es proporcional al cubo del radio de la burbuja. Es decir, pronto esta burbuja vuelve a compactarse (otra vez en todas las direcciones hacia el centro, y no solo hacia abajo), excepto una parte de la misma, que no se compacta de nuevo, puesto que hablamos de ingentes cantidades de metros cúbicos de vapor de agua a muy alta temperatura, que se elevan “escapando” hacia arriba.



En realidad un tsunami está claramente definido por un movimiento vertical hacia arriba o hacia abajo de una placa tectónica, por encima de la cual hay una enorme columna de agua. Lo puedes ver en distintos informes detallados, o en esta infografía.



http://www.shoa.cl/servicios/descargas/pdf/libro%20media/cap4.pdf

http://www.cenapred.unam.mx/es/DocumentosPublicos/PDF/SerieFasciculos/fasciculotsunami.pdf


Resumiendo, una bomba nuclear tipo 4) nunca va a producir un tsunami, pero una bomba nuclear tipo 5) “subterránea oceánica”, produce en principio la casuística necesaria para que se genere un tsunami.

No he encontrado páginas científicas que describan igual que he hecho yo, la posibilidad de una bomba nuclear subterránea y oceánica. Menos aún, tampoco he encontrado páginas militares que describan un limitado ensayo de este tipo, para ver si realmente se produce un tsunami aunque sea de poca importancia. Sin embargo sabiendo como sabemos que se han llevado a cabo más de 2000 detonaciones de bombas nucleares de los 4 tipos conocidos, y como no existe ninguna ciencia en el hecho de plantear y dibujar en un papel este quinto tipo a unos militares, no tengo la más mínima duda de que dicho ensayo ya se ha realizado, y ya se ha evaluado su posible impacto.

Lo que no voy a entrar es en conspiraciones sobre si esto es lo que ha sucedido en Fukushima u otros. No soy amigo de las conspiraciones, porque aunque sé que “haberlas haylas” y en gran número, hacen falta pruebas para demostrar cualquier cosa. Si no, todo vale para ser una posible conspiración.

Para demostrar que existió tal conspiración, bastaría con que un submarino parecido al que utilizó James Cameron para grabar al Titanic, lograse hallar un cráter muy redondo en lecho marino en el epicentro de Fukushima. Mientras no se publiquen pruebas que demuestren lo contrario, Fukushima fue producido por un seismo.




En cualquier caso, creo que en este artículo se han dado suficientes muestras justificativas, de por qué nombrar a la bomba atómica el más perverso invento jamás realizado por el ser humano, como decía al principio.

En el umbral de 2014 el analista político estadounidense Noam Chomsky concedió una entrevista a la revista digital Salon.com en la que advierte que el mundo cada vez está más cerca de una guerra nuclear y de una "catástrofe ambiental".

"Se trata de las cuestiones que amenazan seriamente la posibilidad de supervivencia del ser humano decente. Una de ellas es la creciente amenaza de una catástrofe ambiental, hacia la que nos dirigimos a la carrera y la otra es la amenaza de una guerra nuclear, que no ha disminuido y que de hecho es muy grave y en muchos aspectos está creciendo", afirmó Chomsky.

http://www.salon.com/2013/12/29/chomsky_governments_are_power_systems_trying_to_sustain_power






Una vez más como ya es costumbre en este blog, se ha elaborado un video RESUMEN para “regalar”, que es más impactante que estas líneas. No te lo pierdas. Te puedo asegurar que he trabajado más duramente en la elaboración de este video, que en la escritura de este artículo, en base a muchos documentales y seleccionando pequeños trozos (lo mejor de cada).





Me despido con una frase que encierra mucha sabiduría (es aplicable a muchos casos), expuesta por Jesus en su blog laproadelargo.blogspot.com:

... cabe afirmar con Cornelius Castoriadis que “el problema de la condición contemporánea de nuestra civilización moderna es que ha dejado de ponerse a sí misma en tela de juicio”